VIAJO EN LAS FRONTERAS DEL FADO CON EL MUNDO
A. L: Imagino como
un salto grande en su vida el hecho de elegir dejar la carrera de veterinaria
por algo tan distinto como el vivir de la música. ¿Cómo vivió ese gran cambio?
M. A: Terminó
siendo gradual, porque durante muchos años conseguí conciliar los estudios con
el principio de mi carrera. Viajé, hice mis primeros discos, conocí como era el
medio del Fado mientras iba tratando de rendir tantos exámenes como la agenda
me permitía y lo que el tiempo dejaba que estudiase. Cuando elegí
definitivamente la música, acabó por ser un alivio, ya que la lucha de vivir
estos dos mundos estaba siendo muy exigente. Acabó siendo una elección natural
para mi verdadera vocación.
A. L: ¿Cuáles son
las temáticas que más la inspiran a la hora de componer una canción?
M. A: La vida
diaria, las emociones y los sentimientos que las nuevas vivencias nos traen, la
profunda dimensión del ser humano, en todas sus alegrías, victorias, miedos,
inseguridades, dolores. Y sobre todo una fé, cada vez mayor, en la evolución
que vinimos a cumplir, encuanto seres que somos. Creo que cada vez me inspira
escribir para desafiar a los otros a descubrirse más, a encontrarse, a amarse,
porque en el fondo es ese proceso de vida que tengo vivido conmigo. En el
fonfo, es el Amor a la Vida lo que realmente me inspira...
A. L: En su vida,
como en la de todos nosotros, hay cantantes y músicos que escuchó en su
infancia y adolescencia. ¿Siente que hay algún vínculo entre ellos y su estilo
al cantar el fado? ¿De qué manera marcaron su rumbo?
M. A: El vínculo mayor
será el de siempre haber buscado encontrar mi originalidad, algo que en el fado
es esencial. Si en el inicio tenía como referencia mayor a Amália Rodrigues,
con el tiempo y oyendo otras voces como Hermínia Silva, Fernanda Maria, Lucília
do Carmo, terminé percibiendo que la magia de este universo es que cada una
de nosotras tiene su propia voz,
característica, identidad. Y es probablemente por eso que mi recorrido es tan
poco tradicional y está marcado por un viaje sin fronteras siempre en las
fronteras del Fado con el Mundo. En el fondo, la herencia sirve muchas veces de
referencia artística, de enseñanza, pero también de desafío, de búsqueda y de
descubrimiento.
A. L: Recordando
aquella primera vez en que se subió a un escenario, ¿cuáles fueron sus
expectativas, sueños y sentimientos? ¿Qué siente hoy, ya como artista
consagrada, cuando se enfrenta noche a noche a su público?
M. A: Recuerdo la
total inconsciencia, por estar en esa noche perfectamente envuelta en el
espíritu del encuentro con todos los otros cantantes y músicos. Cuando me
llamaron para subir al escenario, diciendo que ya había sido anunciada, estaba
tan distraída en la convivencia y las conversaciones que ni siquiera sabía lo
que iba a cantar y tal vez por eso haya sido tan espontáneo y verdadero. A
veces tengo saudades de ese tiempo, pero hoy en día, la historia de mi camino,
el lazo con el público que ya me conoce, el desconocido que e ve por primera
vez, la consciencia cada vez mayor de que algo de sagrado sucede en el
escenario, hace que la realidad sea muy diferente, pero igualmente especial. La
madurez, la responsabilidad y el compromiso con la carrera que se elige acaba
por dar una dimensión muy importante a mi vida y de esa manera sustituyó la
sabrosa inocencia del principio con la riqueza de la actualidad.
Andrea Lopes.
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