EL FADO SE LUCIÓ CON ALMALUSA
La noche porteña guarda sutiles encantos. Buenos Aires es una ciudad maravillosa que permite a su gente, sea extranjera o no, gente que puede elegir dónde ir, qué hacer o qué espectáculo ver. No duerme. Y siempre tiene lugares y personas que con su arte captan al otro.
Pocas ciudades del mundo cuentan con este privilegio que tenemos quienes vivimos aquí y muchas veces no sabemos o no podemos valorarlo, bien sea porque no las vemos por ser tan cercanas o tal vez producto de la vorágine a la que nos encontramos permanentemente sumergidos.
Pero a veces, solo a veces, nos detenemos a mirar.
Y es ahí donde nos damos tiempo para encontrar espectáculos como el que en la noche de hoy las personas que se allegaron a La Biblioteca Café pudieron compartir.
Momentos tales como escuchar en forma de canción una poesía de Fernando Pessoa o de Carlos Drummond de Andrade.
Que nos transporten por medio de la música a la ciudad de Porto o de Viana.
Emocionarse con canciones o ver a algún cantante emocionado cuando canta el otro.
Sentir la magia que solo, y solo la música puede ofrecer.
La vida es eso. Momentos. Y el show de Almalusa fue exactamente eso, un momento musical de aquellos que se ofrecen con sentimiento. Que es la única manera como se puede ofrecer la música: con el corazón. Y es lo que se vivió hoy en Buenos Aires, mi ciudad.
Andrea Lopes.
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