EN MARTÍNEZ HUBO FADO Y DEL BUENO
Martínez es una localidad de la zona norte de la provincia de Buenos Aires, donde su avenida principal, llena de comercios, da vida al lugar.
Las calles que cortan su avenida principal lucen un encanto propio con sus amplios caserones donde en el frente predomina el verde, plantas o jardines, igual da.
Esas mismas calles, a la noche, cobran otra dimensión, más en esta época donde todavía se pueden ver en los frentes de las casas flores hermosas que destilan su perfume e invita a quien camine a disfrutar de estas pequeñas grandes cosas que muchas veces pasan inadvertidas...o incluso nos sorprenden el dulce canto de los grillos que trasladan a otros sitios, nos convoca al recuerdo o nos anticipan lo que vendrá.
Quien lea tal vez crea que caminé mucho desde que descendí del colectivo que me llevó hasta el Teatro de la Media Legua, pero no, todos estos sentimientos y miradas fueron en solo la cuadra y media que debí caminar. Tantas cosas están ahí al alcance de la mano para ser vistas y descubiertas, pero la vorágine en la que vivimos nos impide verlas. Pero se puede, solo basta estar alertas.
Las cosas simples, como la canción, de las cuales a veces nos despedimos sin siquiera saberlo.
Y esas cosas simples, como los grillos, como la música que se pudo apreciar hoy en Martínez, en un ámbito que, siempre digo, predispone para el encuentro cultural, justo eso se vivió con Fadeiros, quienes volvieron a este hermoso lugar para llenarlo de musicalidad, a entregar su arte con esa entrega propia de ellos, noche en que cantaron perlas musicales, algunas que hace tiempo no interpretaban y que siempre viene bien, de vez en cuando retomarlas, ya que son canciones sin tiempo, universales.
Hace poco alguien dijo que su música es universal, de hecho lo es, porque músicos como son, han sabido captar la esencia del fado, hacerla propia y traducir ese sentir de tal manera que llega a que la gente se conecte con su propio sentir.
De eso se trata el transmitir, el traspasar y llegar a la otra persona. Y Fadeiros lo logra.
Andrea Lopes.
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