LA NOCHE EN QUE EL FADO Y EL FLAMENCO SE DIERON LA MANO
El fado, del latín fatum
(destino), es la música tradicional portuguesa. Generalmente es cantado por una
sola persona, aunque hay excepciones.
Se lo acompaña con guitarras
criollas o portuguesas, pero también, y cada vez más a menudo, y en Argentina
especialmente, se lo suele apreciar con diferentes instrumentos musicales,
tales como la mandolina, el celo, flautas y otros.
Esta música nostálgica, portuaria
y desgarrada, según algunos fue traída por los árabes hace siete siglos y que
tiene similitudes con la música popular del norte de África por sus lamentos.
Otros en cambio, atribuyen su origen en alguna taberna de Mouraria o Alfama,
barrios tradicionales y emblemáticos de Lisboa, capital de Portugal, durante el
siglo XIX.
Del flamenco se dice que nació
gracias al pueblo gitano, aunque no está acrreditada esta afirmación.
En España, buscando climas
mejores que los que tenían en la India, muchos viajaron instalándose definitivamente en Sevilla,
Cádiz y Andalucía, donde prácticamente se respira el flamenco.
También se dice que la palabra “flamenco”
viene del ave tan conocida, ya que decían que quienes practicaban el cante iban
vestidos con chaqueta corta, eran altos, quebrados de cintura, pareciéndose a
ese ave tan pintoresca.
Verdades o mentiras sobre estos orígenes, a estas alturas ya no tiene
importancia. Lo que sí lo tiene es lo que cada uno de estos géneros nos
transmiten cuando se presenta algún representante del mismo y lo hace lucir.
Ayer en Mar del Plata se unieron estos dos
géneros para seguir demostrando que la música y los países no tienen fronteras,
sino que son un invento de los hombres para dividir.
Ainda Fado fue el representante del fado en
esa localidad tan portuaria como el género que cantó: el fado. A su vez, la
Compañía Mora Triana le puso el salero tradicional del flamenco.
Entre los dos grupos ofrecieron un
espectáculo lleno de color y alegría que embelleció y engalanó la noche
marplatense.
Andrea Lopes
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