EL FADO ES LO QUE SOY, ES MI SANGRE...
A L.: ¿Cómo surgió el gran amor entre el fado y usted?
C .R : En mi familia siempre hubo mucha música, mi abuelo tocaba el piano y toda mi familia canta muy bien, la música siempre estaba presente, la danza, el teatro. Mi madre fue bailarina y mi abuela era directora de una escuela, los eventos sucedían dentro de casa. En mi casa no se oía fado. No por llevar la contra sino porque mis padres eran amantes de la música clásica y erudita. Yo, creciendo en esa casa y por influencias clásicas, solo me encontré con el fado a los dieciocho años en una casa de fado a la que un amigo me llevó. Fue amor a primera vista, en aquel día aquella casa de fados pasó a ser un templo para mí donde encontraba inspiración para escribir. Más tarde, a los 23 años entré a esa casa de fados y después de terminar el estudio de psicología clínica comencé a hacer del fado mi profesión.
A. L: Dijo alguna vez que “había nacido para esto” (el fado). ¿Qué representa el fado para Cuca Roseta?
C. R. Fue difícil entender que mi hobby era mi destino. El fado era mi pasión, mi momento íntimo y de plegaria que tomaba para mi propia inspiración, mi refugio. Un día Gustavo Santaolalla me propuso compartir esa pasión íntima con el mundo e fue ahí que entendí que podía vivir de mi pasión, que las personas recibían esa compañía como suya y que me querían oír más y más. Entendí que nací para cantar el Fado, porque esta ansiedad que tenía dentro de mí por ser una persona diferente por no sentirme como en casa con ninguno de los cursos que había elegido estudiar. Estudié derecho y también marketing y antropología. Esa búsqueda era en vano porque el fado era mi casa.
El fado es lo que soy. Mi piel, mi sangre, mi expresión, es a través del fado que camino lado a lado con las experiencias de la vida, es a través del fado que respiro cada experiencia que vivo y que después de vivir la canto y recanto hasta que ella encuentra paz dentro de mí.
A. L.: En una entrevista llegó a decir que los demás la veían como “una oportunidad de negocio”. ¿Por qué cree que la veían de esa manera?
C. R: Cuando me fueron hechas las propuestas para grabar, antes de que apareciera Gustavo Santaolalla, no sentía que nadie era apasionado por la música o por aquello que ella creaba dentro de sí. Gustavo dejó caer una lágrima cuando me oyó cantar, lo que me movía era la pasión por la música y ninguna otra cosa. Las otras personas que me oían solo hablaban de la imagen y de la belleza que era, una buena herramienta para vender. El fado no tiene nada que ver con la imagen. El fado no es superficial, no es para mostrar la voz, pero sí para mostrar sentimientos. La voz se muestra a través de la historia y de los sentimientos del cual ella es esclava.
Andrea Lopes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario